8 de diciembre de 2015

Mi alma,
anciana como la canción del agua,
goza dichosa cada giro de la rueca.
En el brillo de mis ojos
hay innumerables historias de las eras,
pronto retornaran a la sombra nocturna.
Mi mano es como la piel del roble,
poblado de cicatrices eternas,
por eso tómala, quien quiera que seas:
Camina conmigo haciendo el amor.
Amaremos y amaremos
hasta la primera luz del alba, y sin tristeza,
bailaremos juntos el último adiós
para volvernos a encontrar.
Las almas nunca abandonan el hogar
y cada mirada ya se ha consumado antes.