Mitad Aire, mitad Agua,
pero vivo en la Tierra.
Pertenezco a dos mundos que
rodean el mundo en que habito.
Ese mundo es mi cuerpo
y los cuerpos que me rodean,
tan de otros mundos,
como yo lo soy.
Todo me rodea y nada me toca.
Mitad nada y mitad todo.
Y te veo, Luna, mitad
clara, mitad tiniebla.
Y veo cómo no posees nada
y nada te posee.
Y veo cómo prestas la
luz de algo más grande que tú
sólo siendo reflejo.
¿Cómo poseer la luna?
Si ni a mí me tengo...
En el día cojo fuerzas
que en la noche se vacían;
sólo quedamos Dios y el miedo.
Preferiría no ser poeta
y ser cualquier cosa
para no ahogarme fuera
y salvarme en mi verso.
Pero esta es la cruz
que cargo, mi condena
y mi regalo, que
cuando doy, recibo, y
cuando espero recibir,
no doy.
Mitad Agua, mitad Aire,
vivo en la Tierra esperando
a que el Fuego me salve.
Si me oyes, Luna,
cuida de ella,
dale luz y cobijo,
alimento y cariño.
Si me oyes Luna,
no me mires,
yo respiro en el agua,
pero ella necesita tu abrazo,
tu mano, tu claridad.
Mitad luz y mitad sombra,
mitad yo y mitad nadie,
los dos amamos, Lunita,
lo que no nos pertenece.