7 de noviembre de 2016

Sábado 5 de Noviembre

Crane Bar, Galway  / 23:00 - 02:00 

Es una sensación indescriptible escribir en directo. 

Entran dos viejos con chupa y sombrero, y le dice el puertas viejo y menor que ellos y calvo: May I have your students card? - A lo que los otros ríen, dicen algo que no comprendo, entran y dicen, antes de coger las escaleras hacia arriba - Why is this door closed? -  Todos ríen y suben finalmente a escuchar el concierto.

Era una esquina sin ventanas, el último lugar de la guía que marcaba la segunda noche en Galway con música en directo.

Estoy borracho, saco el móvil para introducir la siguiente página del diario. entro al baño, bebo, me equivoco de música y tengo ganas de entrar.

Ahora salgo a beber, el inglés y el camarero de la barba están sorpresivamente hablando sobre montañas, el inglés le cuenta al barman cuánto le gusta escalar cimas, otra vez salgo a por una breve lucha masculina de sitios, esta vez con el tercero de la lista que reclamaba a la soprano, antes con el gordo empapado, me siento y me mojo el culo aunque esté mojado para escribir en la página del email. Escribo y se me olvida fumar. Me meo. (¿¿Is it ok tjat??)

Salgo y le cuento a un sueco los poetas de Irlanda preguntándole por qué antes tenían notebooks y ahora callejones, que más da, Im drunk, y escribo sobre el presente. Lo tendré en cuenta a la hora de escribir. Beberé y saldré y esc

Olivia, entré en esta isla enamorado de ti y salgo enamorado de ella. ¿Soy un cuervo? ¿amo todo lo que brilla?

Los que ganan la guerra tienen la victoria, pero los que pierden tienen la música. Lo dijo un irlandesa borracho que ligaba con mi madre hace tres horas en el piso de abajo. Ahora, al cantar sin la guitarra un irlandés en el piso de arriba, lo he entendido. Después ha empezado un ritmo alegre.

Esta gente se expande por el mundo silenciosamente.

Su alegría como pueblo es nuestra dignidad como raza humana.

Después del this is ireland, el inglés abrazó al que improvisaba, uno reía, luego otro tocó el violín, todos hablaron por un momento, luego bebieron y siguieron viviendo.

Al final estábamos fuera el inglés, el puerta, mi hermano y yo. Toti le preguntó la longitud temporal de su barba, el inglés confundió a otro grandullón con su amigo, el inglés entró y se dio con una puerta, el camarero irlandés se rió de él con elegancia y el inglés se mostró como borracho y buena gente, sino no estaría en Irlanda.