Porta el Rey por corona
la omnisciente y silente flor de loto
que al sueño dimensiona,
y cual arcano ignoto
brilla perenne en el cielo remoto.
Ya su interminable hilo
de vibrante y mágica geometría
origina aquel pistilo
de blanca plata fría
que engendra el Sol de la sabiduría.
Un centro inmaculado
en el que todo diverge y converge,
crisol de aura y hado
que de la noche emerge
y en la noche toda vida sumerge.
-El uno para el todo-
Como si nuestra Luna transflorara
forjando Oro del lodo
o Moksha del Samsara:
La dalia mística del Sahasrara.