24 de diciembre de 2015

Hay raíces que son, por ser amargas,
Madres de la amargura
que se retransmite y que nadie cura,
pues son recias y largas.

-El fruto de esas raíces se dice:-
¿Cómo Yo, en una vida,
voy a sanar la savia de una herida
de mil vidas urdida?

¿Acaso en mi tiempo podré curar
algo que la eternidad
tardó infinitas lunas en forjar
para la oscuridad?

Así pues la Madre se torna Abuela,
y de su sangre amarga
el fruto bebe, se nutre y se carga
para que el dolor duela.

Son estás raíces, raíces de piedra,
como arterias de sombra,
hercúleas venas que ni el hombre nombra
que ni el rayo quiebra.