y del amor nada aprende,
porque cuanto más lo observa, más esquivo se le vuelve,
y aún con toda su sabiduría acaba por asemejarse un perro persiguiendo su cola.
En verdad es tanto más sabio ignorar que saber, se dice aquel,
pues todo lo que se sabe se ignora y todo lo que se ignora se acaba por conocer.