5 de agosto de 2016

Mirarte,
mirarte
y no encontrar palabras.

Mirarte y volar,
y olvidar la tierra,
y ser el mar,
y volar y mirarte,
y no volar y mirarte,
y mirarte y mirar…

Como un trozo de piedra,
de otro planeta,
de otra galaxia,
que cae a la tierra,
y al entrar en el aire
ilumina el cielo
de la noche más negra.

Mirarte y mirarte
y no ver nada más,
aunque tú ya no estés,
aunque yo ya no sea.

Mirarte, mirarte, mirar y mirar,
no puedo hablar, mar y marte,
arte y mar.

Mirarte y ser, mirarte y crecer,
mirarte y oír, mirarte y amar.

Mirarte y perderme, mirarte y hallar,
mirarte y saber que el eco es verdad.

Mirar, mirar, mirar…

¡Mirad a la mar!
¡Mirad hacia el cielo!
¡Mirad o callad!

Pues si no la habéis visto, nada sabéis,
si no la habéis visto, nada miráis,
si no la miráis, en sus ojos, detrás,
nunca entenderéis lo que es mirar.

Mirar y escucharte,
escucharte y hablar,
ser luz y silencio,
sólo contigo mirar…

Mis ojos son mudos,
mi lengua serpiente,
mi corazón granito,
mi sueño la muerte.

Mas si te miro, todo se va:

sólo me quedan tus ojos
y el mar.