6 de agosto de 2016

Si nada vive separado,
cuando yo toco mis labios,
también ella los toca.

Pero entonces, ¿por qué esta soledad?

¿Por qué me siento tan aislado y vacío?

¿Y por qué lo dejaría todo,
porque ella tocara mis labios?

Si mi pensamiento dicta estas palabras,
¿porque sé que es algo más grande quien
lo susurra casi en silencio?

¿Qué soy yo?

¿Soy distinto de su tacto?

¿Son mis dedos otros dedos que nunca serán los suyos?

Si veo en todo lo uno,
y en lo uno veo todo,
¿por qué no soy ni todo,
ni lo uno?

¿Por qué me engaño con tanta amargura?

¿Por qué sonrío al cielo y lloro a la tierra?

¿Por qué, Dios mío, me pregunto?

¿Porque ella no está,
y sin ella yo no soy?

Si tan sólo tu viento me arrastrara,
como arrastra una madre a su cría…

Si tan sólo mis manos sintieran,
lo que tu piel en mí no acaricia…

¡Por qué esta condena!

¡Por qué este silencio!

¡Por qué se quiebran mis manos,
si no me roza la luna llena?

Doy palos de ciego;
mi carne se consume,
mientras mi amor tiembla.