2 de noviembre de 2016

Martes 1 de Noviembre

Aeropuerto Madrid-Barajas  / 10:00 

Parto hacia Irlanda
con mi mochila vacía.

Sólo huesos, carne y sangre
transporto en mi bolsa.

La pasión y la voluntad
las dejé en la ventanilla
en la que me pidieron
el carnet de identidad,
(donde olvidé preguntar
si la identidad cabía en un carnet).

Sólo soy un vago intento de poeta,
y como tal debo morir en uno de aquellos
acantilados que he de visitar.

En mi vida me siento un miserable:
uno con todo mi amor,
mas en silencio,
y mientras mi amor
se apaga, el Demonio
y el Deseo me consumen.

¿Quién soy?

Otra vez nadie.

Pero te pienso, Olivia,
cada vez, cada vez
que pienso tú apareces.

Te olvidaré, Olivia,
aquí lo dejo por escrito,
que en mi pensamiento
no volverás tú,
ni tu figura,
ni tu alma,
ni tu voz,
porque mi amor es un amor
que no tiene cuerpo,
como el equipaje
que transporto sobre
mis pies, que está
vivo cuando te ama,
pero muere cuando no.


Hotel Arlington, Dublín  / 18:00 


Esto es como hablar con una pared. Resulta todo lo contrario a hablar contigo, mucho más tierno, suave y misterioso. Observando en mi memoria nuestros breves y recientes diálogos veo cómo se nos dibuja una media sonrisa en la cara, así como una mirada hacia adelante, como al vacío, pero sin atisbo de miedo, más bien llena de curiosidad. Quizá me esté volviendo loco, o quizás ya lo estaba, y lo único que ahora hago es reconocerlo claramente. 

Pero necesito Olivia. Pienso Olivia. Y respiro OliviaTodo ello me provoca una cálida agonía, entremezclada con una ilusión punzante. 


Hotel Arlington, Dublín  / 22:00 


Desearía ser plenamente libre, pero me encuentro en una especie de limbo, en el que observo a la Libertad rodeándome entre acristalados muros que no me permiten tocarla. A un lado estás tú, y yo contigo; al otro, mi no-dependencia hacia tus pensamientos, la idea de consumir tiempo contigo. Ambos lados son el mismo, en todos estás y no estás, mientras que yo, como ser observador, nunca realmente llego a ser nada.

Dublín me absorbe. La pienso contigo recorriendo sus calles, bebiendo generosas pintas de  cerveza sobre los taburetes del Temple Bar, mientras tres irlandeses tocan el banjo, la guitarra y un violín con ese ritmo tan suyo, tan de aquí, que me transporta a verdes valles donde los duendes persiguen sin descanso al arco iris con el reflejo del oro en sus ojos. Y eso hago yo también, mientras imagino Dublín contigo, o el resto del mundo contigo, y con ello mi pensamiento, que ya me invade por completo, persigue también al arco iris mientras tú duermes o no duermes en Madrid sin distinguir al verde duende entre los verdes prados.

Mi hermano Nacho tiene la luna en Capricornio. Hoy le he visto, en esta isla de gente amable, hecho ya un hombre. Un gran hombre. Solamente el hecho de verle crecer es motivo suficiente para que borre de mis pensamientos la idea de saltar desde los acantilados de Moher, que visitaré en próximos días. Me gustaría que le conocieras, incluso compartir contigo la bella sensación que me provoca viajar, así como tener dos hermanos menores de los que tanto aprendo, y que son mi verdadero sustento vital. Ojalá pudiera compartir contigo un amor tan puro como el que les profeso. Ojalá pudiera.